Viaje a Cuzco: Alrededores de Cuzco (11/01/2016)

Al día siguiente pactamos con el taxista que nos llevó del aeropuerto al hotel, un recorrido por algunos de los sitios arqueológicos incas que hay en las proximidades de Cuzco.

Todos esos lugares se visitan con una misma entrada (boleto parcial de un día de duración) que cuesta 70 soles por persona (unos 20€), y que si se adquiere ya en uno de los sitios, sólo se puede pagar al contado (aunque nosotros adquirimos el "boleto general para turista extranjero", de 10 días de duración, por 130 soles, unos 37€, para, en días posteriores, visitar otros sitios arqueológicos como Písac y Ollantaytambo). Y aunque fuimos a principio de año (al inicio de la temporada turística), no tenían ni un triste mapa o folleto explicativo de los lugares. Francamente mal por parte de los Servicios Turísticos del Gobierno de Perú. 

 Ilustración de un Inca, y nombre de los 14 incas oficiales.

El primero de esos lugares arqueológicos, se llama Sacsayhuamán y ya nos dijo el guía del día anterior, con cierta sorna, que estaban un poco cansados de que los foráneos lo pronunciaramos como "sexywoman", pero la verdad es que la pronunciación es parecida...

Fotografía aérea de sitio de Sacsayhuamán en un cartel a la entrada del lugar, con el que había que contentarse, sin indicaciones de sitios concretos.

Sacsayhumán fue un centro ceremonial y fortaleza militar para entrenamiento de guerreros* y posiblemente también de observación o referencia astronómica. Es una construcción megalítica, a dos kilómetros de la ciudad de Cuzco, cuyo nombre en quechua (idioma de los incas) significa literalmente "lugar donde se sacia el halcón". 

 

Fue construida en unos 50 años, entre los siglos XV y XVI, con la mano de obra de unos 20000 hombres, y aunque la construcción admiró a los españoles que llegaron durante la conquista, estos, contribuyeron a su destrucción para evitar que desde allí se produjeran rebeliones y utilizaron sus piedras en los edificios que levantaron o "modificaron" en el propio Cuzco.

Sacsayhuamán era originalmente la cabeza del puma que daba forma a todo el complejo constructivo de Cuzco (ver entrada anterior). Se supone que hoy queda visitable un 20% de lo que en su día fue. Pueden verse restos de anfiteatros, túneles, canales, cuevas, templos, y torreones (que llegaron a tener una altura de 4 pisos).

 Base del torreón Muyucmarca (descubierta en 1934), desde donde se dice que se arrojó el inca Cahuide antes de caer en manos de los españoles ante la derrota inminente en la Batalla de Sacsayhuamán ["... arrojando las armas se tapó la cabeza y el rostro con la manta y se arrojó... A Hernando Pizarro le pesó mucho no tomarlo con vida" (Crónica de Pedro Pizarro)].

Tallar, mover, levantar y hacer encajar esos enormes bloques de piedra es francamente admirable, pero todo en su contexto, ya que hay que pensar que en esa época en Europa se estaban construyendo catedrales,... y los templos y acueductos romanos ya llevaban más mil años funcionando*.

Actualmente se celebra en Sacsayhuamán, una multitudinaria ceremonia anual de origen inca, de culto al dios Sol o Inti, Inti Raymi, durante el solsticio de invierno (en junio en el hemisferio sur).

Las vistas de Cuzco desde allí, son impresionantes:

El siguiente lugar se llama Q'enqo  que significa literalmente "laberinto", por las galerías subterráneas que lo forman, además de una especie de anfiteatro y lo que parece ser un adoratorio, no está claro si al dios Sol o Inti o a la Pacha Mama o Tierra.

Piedra ceremonial.

Galería con forma de llama paciendo.

De camino al siguiente sitio arqueológico, Puca Pucara, observamos las casitas peruanas a los lados del camino, donde es costumbre adornar el tejado con un par de toritos pintados:

Puca Pucara es una especie de fortaleza militar ("la fortaleza roja") formada por muros y terrazas que formaba parte del complejo defensivo de Cuzco:

Siguiente parada, en Tambomachay (en quechua "lugar de descanso"), donde predomina el agua, que corre y suena por canales y pequeñas fuentes. Y es que era lugar de culto al agua. 

La wikipedia destaca de la fuente principal de Tambomachay, que "lo sorprendente es que de una cascada principal, los Incas crearon dos cascadas secundarias, las cuales son exactamente iguales. Es decir, si uno coloca dos botellas vacías, una en cada cascada, las dos se llenan al mismo tiempo". Esto francamente me pareció muy divertido. Para dividir un caudal de agua en dos basta con poner una piedra en medio (o un murete con dos agujericos), y para que por ambos salga un caudal similar basta con colocar esa piedra adecuadamente (o que los dos agujericos sean iguales). Vamos algo que está en muchas aldeas del mundo desde tiempos inmemoriales*.

Salió el sol, y con el ruido del agua y el verde que da la temporada de lluvias a la vegetación, el lugar era realmente placentero. 

La cantuta o qantu, flor nacional de Perú y flor sagrada de los Incas (tiene pinta de ser muy apetitosa para los colibríes).

Por último visitamos un cerro que llaman el Templo de la Luna:

Vistas desde el templo de la Luna.

De vuelta a Cuzco, comimos en un sitio típico para turistas, donde había un escenario para bailes regionales que se acabaron justo cuando hicimos el pedido de comida. 

Y por la tarde, aún nos quedaban fuerzas para visitar el museo bajo el importante templo de Coricancha (en quechua "el templo dorado", de culto al dios Sol o Inti) sobre el que fue construido el Convento de Santo Domingo.

Véase la base de piedras incas.

En el museo: tipos de deformaciones craneanas que los incas practicaban*.
 

 Se detalla:

Convento de Santo Domingo.

 Claustro y piedras incas en mezcla total.

 Avenida El Sol en la ciudad de Cuzco.

Para acabar la tarde-noche, unas cuantas subidas y bajadas por la cuesta de San Blas a la Plaza de Armas para hacer compras. Y repetir cenita en el restaurante Chicha con sus riquísimos jugos:

*Hay mucho "misticismo" discutible con esto de que los incas (incas eran sólo los nobles de aquella sociedad) eran seres perfectos, pacíficos, justos,... casi élficos. Y muchos datos que apuntan a que no lo eran tanto.